En su etapa universitaria en España, Belgrano adoptó ideas de la Ilustración, movimiento que confiaba en la razón humana como vía de conocer la realidad y transformarla. También vivió el impacto que generó la Revolución Francesa, con su gran cuestionamiento de la autoridad y la sociedad tradicional.

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Con letra de molde, como se llamaba a los tipos móviles de plomo y de madera de las imprentas, Belgrano y otros ilustrados de Buenos Aires intentaron dar forma desde la prensa a una sociedad distinta, en la que el conocimiento técnico y una nueva economía fueran la clave del desarrollo local.

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También consideraban clave a la educación, tanto para los hombres como para las mujeres. Con sus artículos pretendían generar una opinión favorable a las reformas y presionar a las autoridades españolas para que las realizaran.

Contra el monopolio

La teoría económica que más influyó a los ilustrados porteños fue la llamada fisiocracia. Sostenía que la fuente de toda riqueza provenía de la naturaleza, sobre todo de la agricultura, y que la prosperidad general de cualquier región dependía de estimular el desarrollo de esa actividad.

Pero también leyeron al liberalismo económico en la versión de Adam Smith, quien afirmaba que la fuente de la riqueza residía en la división del trabajo.

En los escritos de Belgrano, y en los de Hipólito Vieytes, se combinaban las ideas fisiocráticas con las del liberalismo económico. Su preocupación central era que las autoridades no pusieran obstáculos ni a las reglas de la naturaleza ni a las de la economía, lo cual iba a permitir el progreso.

Se oponían, por lo tanto, al monopolio comercial del sistema colonial, e impulsaban el comercio libre, la libre navegación de los ríos interiores y el desarrollo de la agricultura.

¿Querés saber más?

El Telégrafo Mercantil, editado por Francisco Cabello y Mesa, salía dos veces por semana, y desde octubre de 1801 solo los domingos, pero duró solo un año. Enseguida, en 1802, apareció el Semanario de Agricultura, Industria y Comercio, editado por Vieytes, con casi los mismos colaboradores que el Telégrafo.

Todos ellos estaban preocupados por el atraso productivo y comercial del Río de la Plata, querían el desarrollo de la industria y los artesanos locales, así como mejorar la agricultura. En marzo de 1810, ya en otro contexto, Belgrano fundó otro periódico, el Correo de Comercio, del cual fue redactor. Más tarde comentó “que no era otra cosa más que una acusación contra el Gobierno español; pero todo pasaba y así creíamos ir abriendo los ojos a nuestros paisanos”.

Datos del objeto

Hoja de portada del décimo número del periódico Telégrafo Mercantil, Rural, Político, Económico e Historiográfico del Río de la Plata, publicado el sábado dos de mayo de 1801.